lunes, 5 de noviembre de 2007

Closer

Y yo no quería ir. De puro orgullosa y amurrada, no quería. Y hoy me encontraba allí pegada a esa reja entre mil personas, y entre esas miles, ella a mi lado. Ella que me daba besitos en los brazos, que me hacía casi-casi morir con sus labios en mi cuello y sus mordiscos en mi oreja mientras escuchábamos The killers tranquilamente porque no me sabía las canciones.

Fue un día bkn (cierto?), no importaron los 31 grados que ahora se hacen notar en mi cara que arde, ni el reto de mi padre porque cómo se me ocurre llegar tan tarde un domingo. Y es que todo fue tan exquisito, tenerla a ella como mi polola todo el día, sólo para mi, sin rendirle cuentas a nadie ni ocultarnos de otros, escuchar sus gritos y yo con mis chillidos, que Travis -que triste que los conocí hace poco- tocara justo las canciones que más me gustan, y que hasta el sudor que puede ser lo más horrible del mundo le parezca rico en mi, hizo de este uno de los domingos más ricos que he tenido y el mejor concierto de mi vida.

Alcancé a robarle un beso grande, de esos dignos de despedida, y espero que no pase mucho tiempo para volver a sentir sus labios y su lengua exquisita de esa manera. Con ese beso me voy feliz a tener sueños de chocolate derretido (me encantó tu descubrimiento, preciosa).

'cause all I need is you