sábado, 26 de marzo de 2011

El último abrazo

Por más que me negué, llegó el día. Se fue un domingo. Desperté a su lado por la alarma de su celular junto a la cama. Era la hora de levantarse, sólo nos quedaban algunas horas, ¿habrán sido seis?. La miré y supe que perdería todo eso por un largo tiempo. Perdería sus manos, su pelo, sus ojos bellos, su voz, sus labios, su cuerpo. Y no solté el nudo en el estómago por el resto de los días, y las semanas, las semanas..

Habíamos pasado el día anterior juntas. Y a pesar de que quizás me lo negaran en casa, me quedé con ella hasta su ida. Luego de almorzar y tener las maletas y bolsos listos Nos miramos unos segundos a los ojos. Nos besamos…ese beso. En ese beso me quedé, respiré su olor, y puse todos mis sentidos alertas, como una forma para retener ese momento, tan solo unos meses hasta que volviera. Tan sólo unos meses…porque siempre pensó que volvería antes de un año

Creo que solté unas lágrimas o pude contenerlas. Apreté la garganta. Sentí como si mis cuerdas vocales se hubieran enredado, para formar un nudo justo al medio. Intenté que bajara, pero ahí quedó, debilitando mi voz y haciendo temblar mis mejillas.

Me fui al lado de la venta, a al lado iba su hermana, y ella adelante. Recuerdo que pensé ¿por qué se va adelante?, la quiero a mi lado. ¿O distorsioné todo el recuerdo sólo para sentirme más miserable al volver? Me fui mirando hacia fuera, para que nadie viera el temblor acuoso en mis pupilas. Veía los autos pasar junto a nosotras en la carretera. Yo sólo quería que el recorrido se eternizara, para posponer ese momento.

Ya era hora de embarcar y todos se acercaban a su alrededor. Oía te quiero, cuídate mucho, mucha suerte, tantas cosas que ya no recuerdo. La abrazaban, la besaban, y yo…yo miraba y temblaba esperando mi turno. Ya se iba, y me dio un beso rápido en la mejillas.

No me abrazó. Siempre me convencí de que era porque si no ella lloraría mucho. A ella no le gusta llorar en público. Y yo me pregunto, ¿qué diablos me importaría que me vieran llorar, si es por abrazar por última vez a la persona que más amo?

La vi pasar entre la gente. Cada paso de ella me apuñalaba el estómago. Pasó por la puerta de policía internacional. Ella en la fila mirando hacia acá. Esa fue la última vez que la ví

La última vez. Esa vez se repitió una y otra vez en mi cabeza, y una y otra vez se convertía en lágrimas. No sé cuántos minutos estuve sentada sintiendo el frío de la alfombra bajo mis pies, llorando, recordando. Y recuerdo a Basso que decía eso de estar llorando bajo llaves, callado bajo arena.

Ese día fue la última vez que la vi. La última vez que la ví como mi mi polola. Y no puedo sostener el pensamiento de que no la besé en los labios antes de partir.

Tengo que pasar la página, me dicen algunos.

Pasar la página.


viernes, 17 de abril de 2009

El cuaderno de Claudia

Lo vi tirado encima del escritorio. Lo tomé y lo eché a la mochila. Comencé a leerlo en el metro hace dos días y ya lo termine.

Leí el Cuaderno de Mayra hace siete años. Muchos pueden odiar ese libro, a otros debe darles lo mismo, pero a mi algo me pasó. Me pasó entonces -en primero medio-, y hoy, mucho tiempo después; algo se removió en mí. Es cierto, todo lo malo –eso malo- quedó atrás, la piedra de la locura ya fue extraída de lo más profundo de mi alma, cabeza, cuerpo, de mi entera, gracias a vómitos de llantos y mareos, de estallidos de risas y de llantos, de somnolencias, de sertralina y dagotil. Sin embargo se remueve algo en mi, es acordarme de esos días y esas noches, de las palabras de Mayra que me llegaban como cuchillos porque eran mis palabras. Las cosas que lees- me dice Álvaro cuando me ve leyendo y ríe. Pero es algo me lleva a releer esas escenas, quería probarme a mi misma tal vez, ser capaz de mirar hacia dentro y concluir cuanto de esas palabras aún me siguen abriendo las heridas como el punzón. Y así, después de todo, me doy cuenta que ya puedo tomar distancia de las palabras, de aceptar el dolor como pasado, de asumirlo y asumirme como una nueva mujer, que se fue forjando en todos estos años de cura, que pucha que costó, que aun hay heridas que no quedaron bien cerradas pero que son caso aparte. Me alegro tanto de no haberme rendido, y es que quedaban tantas cosas lindas por vivir, quedan sueños, alegrías, besos, abrazos, sonrisas y más, que ahora no dejaría por nada.

domingo, 23 de noviembre de 2008

First song

Primera vez que escribo una canción
y terminé llorando como una niña.

martes, 30 de septiembre de 2008

Dreaming

Con sólo una frase puede hacer que sienta un calor exquisito en mi cuerpo, esa tibieza que siento en sus brazos cuando estoy a punto de dormir. Con esa frase se me vienen imágenes preciosas con ella a mi lado. Es lindo saber que mis sueños son los suyos.

Y con dos años a su lado hace poco cumplidos, esos sueños ya no parecen tan lejanos.

sábado, 12 de julio de 2008

El típico llanto a fin de semestre

Siempre me pasa. El cansancio y el exámen del sábado en la mañana me angustia y eso que no me había dado cuenta. Es tan típico en mí. Eso de querer verla todo el día, sentir que no la he visto hace mil años (desde el lunes) y luego cuando empieza a avanzar la tarde y no logro estudiar, comienza de apoco a invadirme el amurramiento. Entonces cuando la veo, con el no sé qué acumulado en el día, con las lágrimas atascadas más allá de los ojos, cualquier palabra que puediera tal vez molestarme un poco, me hacen cortocircuito, y entonces -aunque sepa que me ama y todas esas cosas lindas que me dice al oído- me empieza a ganar la frustración, la sensación de rechazo. Y me ganan las lágrimas atascadas ahora en el pecho, y después en la garganta, y es entonces cuando exploto.

Sé que no le gusta verme llorar porque le da pena, y no la reto con rabia cuando intenta darme de comer cuando recién estaba ahogada en llanto, sino para que sólo me deje llorar. A veces tan sólo necesito que me abrace cuando lloro y lloro y lloro, sólo necesito sentir que puedo llorar y que no me voy a sentir un problema por ello.

Pero dura poco, ella también llora y de alguna forma de hace sonreír. Y terminamos bailando un lento, girando con la ciudad atrás de nosotras, al ritmo de Desert que me recuerda la primera vez que toqué su espalda bajo su polera, la vez que pensé que estar con (y tener sobre mí) una mujer -con ella y nadie más- era lo más exquisito que me podía ocurrir.

martes, 10 de junio de 2008

dsfdsf

Esto de la comunicación por msn, con espacios en blanco y todo lo que conlleva el hecho de que tan sólo quiera hablar un rato y dependa de él, realmente me frustra.

Creo que comenzaré - en lo posible - a eliminarlo de mi vida.

martes, 22 de abril de 2008

¿Democracia?

Hoy por primera vez (ya, a lo más segunda, aunque no recuerdo) me sentí orgullosa de la gente de Chile -decir orgullosa de Chile, es demasiado-. Me alegré de que 15.000 personas reaccionaran al fin por reclamar su derecho a vivir su sexualidad libremente y a protestar por las horribles consecuencias que traería la prohibición de esas inofensivas dos pastillas, y más aún, por la pseudodemocracia en que vivimos, donde un par de (agregue aquí el insulto) deciden por millones.

Fue mi primera marcha dentro de la mayoría, porque animalistas y gays que efectivamente protestan por sus derechos y por su orgullo, somos pocos. Y entre esa inmensa mayoría que no tenía fin desde donde yo estaba, me encantó ver a niños, hombres, organizaciones unidas por una misma causa, y sobre todo, me encantó ver a una señora de unos 70 años gritando entre la multitud.

Pensé que no iba a llegar después de tener un día del demonio, con mi útero que amenazaba con explotar en dolor por tres horas, y un retraso de 2o minutos a una reunión. Casi me doy por vencida, pero luego de tres analgésicos y varios minutos la cosa fue mejorando.

Que lo vengan a ver,
que lo vengan a ver
Esto no es democracia,
es dictadura del Opus Dei!